Biomagnetismo del Dr. Isaac Goiz, explicaciones científicas

Biomagnetismo, eficaz terapia del área biofísica de la salud
Sergio Córdova V.  Director de Centro Ohani

El sistema terapéutico denominado Biomagnetismo por su creador el Dr. Isaac Goiz Durán de México es de aparición más reciente –alrededor de 20 años- que la gran mayoría de los otros tratamientos complementarios a la medicina oficial, y sin embargo por su efectividad ha concitado un creciente interés de pacientes y profesionales de la salud en países como México, Italia, Ecuador, Alemania, Estados Unidos, Chile Argentina, Perú y España, países donde el Dr. Goiz ha introducido este método dictando cursos formadores de  terapeutas.

El Biomagnetismo es un revolucionario método terapéutico que utiliza imanes comunes de mediana intensidad (superiores a 1000 Gauss), para neutralizar los desequilibrios producidos por excesos de cargas eléctricas que conllevan distorsiones de pH, es decir niveles de acidez o alcalinidad anómalos, en órganos y tejidos disfuncionales.

De esa forma este sistema muestra, entre otras cualidades, la capacidad de eliminar microbios o al menos reducir su patogenicidad, ayudando a obtener mejorías notables, en distintos porcentajes de casos, en una vasta gama de dolencias complicadas.

La medicina oficial ha experimentado un indiscutible avance especialmente en el área del diagnóstico con el apoyo de moderna tecnología, así como también en las técnicas quirúrgicas que facilitan la medicina de urgencia, lo que ha permitido salvar muchas vidas, sin embargo el adelanto es menor en el sector de las enfermedades crónicas y complejas, donde para obtener mejorías más definitivas aún hay mucho camino por recorrer.

El Biomagnetismo del Dr. Goiz representa un gran complemento en este terreno ya que incursiona en un trasfondo biofísico, energético, vibratorio y sutil de la salud, que ha sido un tanto subestimado y olvidado por la investigación médica, la cual en el ámbito terapéutico ha privilegiado más la búsqueda de soluciones bioquímicas por medio de medicamentos farmacológicos.

Los avances de la física que contemplan aplicaciones de la electricidad y el magnetismo, han sido utilizados por la medicina convencional de preferencia en el área del diagnóstico, midiendo las actividades eléctricas en órganos como el corazón, con equipos de electrocardiografía que operan en el rango de los milivoltios, y la actividad eléctrica del cerebro medida por electroencefalógrafos que se barajan en el rango de los micro voltios. También para el buen diagnóstico aportan lo suyo equipos de scanner, ecografías, rayos X, endoscopía, y especialmente ligado al tema del magnetismo el más moderno, sofisticado y preciso equipo de Resonancia Magnética Nuclear.

En el ámbito terapéutico sin embargo las aplicaciones tecnológicas están más acotadas, como es el caso del ultrasonido para lesiones óseas, la radiología en cáncer y el rayo láser en microcirugías, oftalmología, cálculos, etc.  Los tratamientos con estas tecnologías, normalmente son algo más agresivos e invasivos en el organismo del paciente, y por lo tanto no siempre están exentos de riesgos y/o efectos colaterales.

En cambio las aplicaciones terapéuticas del magnetismo natural, al menos inocuas y carentes de efectos secundarios, sólo se habían investigado en el ámbito alternativo a través de antiguas disciplinas como la magnetoterapia, que hizo en su momento un real aporte, más no bien aceptado o considerado aún por la medicina alopática.

Orígenes del Biomagnetismo

Uno de los pioneros de la investigación en magnetoterapia en Estados Unidos ha sido el doctor Richard Broeringmeyer quien es autor de libros como “Human Body Systems and Glands”  y “Principles of Magnetic Therapy”.

En 1988 el Dr. Isaac Goiz recibió una invitación para asistir al primer curso de Biomagnetismo que organizó la Sociedad de Medicinas Alternativas de Guadalajara en México. Junto a otros médicos tuvo la oportunidad de oír  al doctor Richard Broeringmeyer, exponiendo las bases de lo que éste denominó como “Energy Therapy”.

En dicho curso habló del concepto de energía, del hombre biomagnético, de la interferencia del flujo energético, de la salud bioenergética, de la terapia polar, del potencial de hidrógeno pH y del ión de hidrógeno en salud y enfermedad.

 

De ahí en adelante el Dr. Goiz comenzó su intensa investigación y práctica en los fenómenos magneto terapéuticos, instigado por su curiosidad científica y su permanente búsqueda de nuevos métodos de aliviar el sufrimiento humano, que lo habían llevado previamente a estudiar y practicar junto con la alopatía y fisioterapia, otros métodos como la acupuntura, la fitoterapia, la reflexología, la sofrología, la probiótica, etc.


El Par Biomagnético, descubrimiento que marca un hito histórico

Esta tenacidad y persistencia en su búsqueda, junto a su genial intuición le rindieron frutos llevándolo finalmente a superar con creces a la magnetoterapia y a su profesor, haciendo un descubrimiento que, cuando sea debidamente sopesado a futuro, marcará un hito importante  en el avance de la medicina.  Tal es el concepto del “Par Biomagnético”, el cual implica siempre trabajar simultáneamente con pares de imanes de polaridad opuesta.

A partir de este importante hallazgo inicial comenzó a descubrir nuevos fenómenos, que lo llevaron a estructurar un fundamento teórico para su método novedoso y revolucionario, pero que llevado a la práctica se reveló como una técnica simple y muy eficiente en el tratamiento de dolencias complejas.
El Dr. Goiz ha enunciado este concepto del siguiente modo:

 

“Defino el par biomagnético como el conjunto de cargas que identifican una patología y que está constituido por dos cargas principales de polaridad opuesta, que se forman a expensas de la alteración fundamental del pH de los órganos que la soportan.”

 

La antigua magnetoterapia aplicaba alternativamente el polo negativo o positivo para conseguir distintos efectos terapéuticos.

Apoyado en los descubrimientos previos de la magnetoterapia el Dr. Broeringmeyer asevera por ejemplo que: «Se ha establecido clínicamente que la energía del polo Norte disminuye la actividad de las proteínas, disminuye edemas, es vaso-constrictora,  aumenta la alcalinidad, actúa aliviando o inhibiendo el dolor, disminuye la actividad, aumenta los iones de potasio, disminuye los iones del calcio anormales y disminuye la concentración del ión de hidrógeno.

El Polo Sur o positivo (+) activa, impulsa y fortalece los procesos biológicos del organismo, es dinamizador, vitalizante y proporciona energía. Por lo tanto, está especialmente indicado en casos de debilidades y para acelerar la recuperación en desgarros musculares, fracturas de huesos y ligamentos, esguinces, rehabilitación, cicatrización de heridas, etc.

Podría hacerse una analogía entre los efectos del polo Norte o negativo del imán que relaja y desacelera el metabolismo, como lo hace la energía Yin de la acupuntura y medicina tradicional china, así como también podemos homologar esto con la forma en que el sistema nervioso parasimpático ralentiza el metabolismo.
Por su parte el polo Sur o positivo del imán por el contrario tiene la facultad de acelerar el metabolismo, semejante a la energía Yang de la medicina china y el sistema nervioso simpático estudiado por la medicina oficial,

El Polo Biomagnético

Sin embargo el Dr. Broeringmeyer fue más allá de lo sabido por la magnetoterapia y descubrió la aparición de puntos o zonas polarizadas en el organismo que se denominaron polos biomagnéticos, que son producidos por distorsiones de pH originadas a su vez por los hidrogeniones en déficit o exceso, en estos puntos del cuerpo o en órganos completos donde se producen disfunciones.

El Dr. Goiz sostiene que estas concentraciones de hidrogeniones son mensurables como es sabido por medio de reactivos que determinan el pH de la sustancia que soporta la concentración, pero hasta ahora no es posible hacerlo en forma directa, en órganos internos de los seres vivos.

El Dr. Broeringmeyer logró la medición de los polos biomagnéticos generados por la concentración anormal de hidrogeniones en forma externa, cualitativa e indirecta, por medio de la resonancia energética de campos magnéticos de mediana intensidad, que nos permiten saber de inmediato e “in situ” la presencia de estos polos biomagnéticos, así como su polaridad específica, ya que la interacción de estos polos con los campos magnéticos provocan el acortamiento o la elongación del hemicuerpo derecho. El hemicuerpo izquierdo se mantiene estable porque el corazón lo despolariza con cada latido, al producir una onda electromagnética alternante.

“En 1988 -escribió Goiz- acepté que debido a la interacción de un campo magnético de polaridad bien definida con la carga biomagnética de un órgano éste se distorsiona hacia un pH anormal alcalino y se produce un acortamiento del hemicuerpo derecho constatable de forma objetiva; y que, por el contrario, el hemicuerpo derecho se alarga ante la presencia de un órgano con pH acidótico.


La respuesta muscular inteligente

Este efecto descrito se potencia a un nivel bioenergético con el uso de un test muscular utilizado en Kinesiología holística para identificar en un rastreo general, cuál de todos los posibles puntos de conflicto y sus respectivos pares están efectivamente contaminados o en disfunción. A través del principio de “respuesta muscular inteligente” que fuera descubierto por el Dr. George Goodheart en los años sesenta, se refuerza ese notorio y rápido acortamiento o alargamiento de la pierna derecha del paciente, lo cual indicará que se ha llegado a un polo biomagnético en conflicto.

Es tan acertado este método que al aplicarlo, muchas veces el profesional podrá descubrir enfermedades que no ha comentado su paciente, ya que asociado con cada uno de estos puntos de rastreo equivalentes a polos biomagnéticos en desequilibrio, el Dr. Goiz comprobó la presencia frecuente de algún microbio o disfunción que generaba un determinado número de síntomas, relacionados a su vez con alguna dolencia en particular.

El Dr. Broeringmeyer sin embargo no dimensionó completamente las consecuencias para la salud que originaban la existencia de estos polos biomagnéticos, ni tampoco descubrió que se producía una determinada biorresonancia entre determinados pares de estos polos opuestos,  como genialmente lo hizo el Dr. Goiz.

Broeringmeyer sólo contempló la posibilidad de neutralizar estos polos uno por vez según la Ley Universal de Cargas, aplicando un campo magnético de polaridad contraria a la del campo bioenergético producido por los polos biomagnéticos, para atraer los iones de hidrógeno o los radicales libres de polaridad contraria hacia el exterior del organismo. Él aceptó que sólo habría disfunciones secundarias a los procesos de polarización de los órganos internos, y que en el caso de los polos con cargas positivas se producirían excitaciones funcionales y en los de polaridad negativa, disminución de su función normal.

 

El Dr. Goiz en cambio fue mucho más allá y descubrió que la despolarización simultánea de polos opuestos era de extrema importancia e imprescindible para combatir múltiples y graves enfermedades. Para esto en vez de atraer las cargas hacia el exterior del organismo como lo hacía Broeringmeyer, concibió empujar estas cargas desde un polo hacia el otro de polaridad contraria, en un verdadero corto circuito, al interior del organismo y dentro de estos pares específicos descubiertos sólo por él.

Es decir en cada uno de estos pares -que a la fecha están identificados en un mapa del cuerpo- se coloca la polaridad negativa de un imán de más de 1000 Gauss, repeliendo las cargas negativas del polo biomagnético negativo de dicho par, y al mismo tiempo se coloca la polaridad positiva de otro imán similar sobre el Polo magnético positivo del mismo par repeliendo sus cargas positivas. De esta forma convergen, chocan y se neutralizan las cargas contrarias, corrigiéndose las mencionadas distorsiones del pH.

Pero los descubrimientos del Dr. Goiz fueron aún mayores ya que posteriormente llegó a constatar que en el polo positivo de algún par desequilibrado, tienden a alojarse virus  de una determinada especie, en un ambiente de pH ligeramente más ácido que el normal, mientras que en la polaridad negativa del mismo par tienden a alojarse bacterias en un ambiente de pH algo más alcalino que el neutral. Por su parte los hongos tienen preferencia por la polaridad positiva o más ácida, mientras que los parásitos se inclinan hacia la polaridad negativa o alcalina, en diversos pares.

 

El átomo de Hidrógeno a pesar de su estructura atómica tan elemental, juega sin duda el papel más relevante en los procesos bioquímicos, ya que se encarga de asociar a otros  átomos, manteniendo dicha asociación estable con un equilibrio de cargas tanto positivas como negativas, y definiendo con ello las propiedades ácido-básicas.

Este equilibrio cinético de cargas nos permite entender el concepto fundamental de neutralidad energética, en donde las cargas tanto positivas como negativas persisten en un nivel energético final de igual magnitud, aunque de diferente polaridad, que no interfiere con los procesos vitales de la homeostasis celular u orgánica, mientras estén en resonancia bioenergética.


El Nivel Energético Normal (NEN)

De esta dualidad bioenergética se desprende otro principio fundamental al que el Dr. Goiz denomina Nivel Energético Normal (NEN).

El NEN define los límites bioenergéticos en donde se llevan a cabo todos los procesos metabólicos celulares de los organismos humanos y que en razón de temperatura no pueden salirse del límite de apenas un grado centígrado (36 a 37).  En razón de absorción electromagnética está en el orden de los 400 Amstrongs (Dr.  Moncayo, UNAM) y en razón de pH está muy próximo al valor neutro de la escala convencional, con tolerancia de apenas tres décimas en ambos sentidos.

La alteración bioenergética del NEN obedece a la Ley del Todo o Nada, es decir, que existen fenómenos naturales que sacan todo un órgano de su nivel energético normal, en un cierto límite después del cual el fenómeno persiste independientemente de que la causa original subsista o no, y parece ser que dicho límite energético está en el orden de los 1000 Gauss. Por debajo de esa intensidad no se produce el fenómeno mientras que sí ocurre en cualquier nivel superior a ese límite.

Ciertamente existe un dieléctrico natural en el organismo que está relacionado con el Nivel Energético Normal, que ofrece una resistencia eléctrica que permite que las cargas en condiciones normales no se fundan. Este dieléctrico natural es vencido por el empuje de cargas opuestas que convergen, producido por los imanes de potencia superior a los mencionados 1000 Gauss.

El Dr. Goiz plantea: “No entendemos aún por qué –cuando lo descubramos podrían acabarse las enfermedades- se polariza en un instante todo un órgano hacia el polo positivo por exceso de iones de hidrógeno, cayendo en un estado de acidez en su totalidad, y esto, a su vez, condiciona como consecuencia necesaria la polarización de otro órgano en sentido opuesto, es decir, hacia la alcalinidad por déficit de hidrogeniones y presencia de radicales libres complejos con polaridad negativa.”

Aun cuando las consecuencias finales de ambos polos son las mismas, a saber; la degeneración de la materia, dicha degeneración es diferente en su manifestación.

En el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la degeneración es de tipo retráctil o cicatricial y en el caso de polaridad negativa, es de lisis y dispersión del tejido”.

VIH y SIDA, primer par biomagnético

El primer par descubierto por el Dr. Goiz fue el que se corresponde con el virus VIH.
En 1988 llegó a su consultorio particular un primer paciente con claros síntomas de dicha dolencia y un deterioro general en su condición física. No existían a la fecha tratamientos específicos para esta enfermedad en México. El Dr. Goiz se dedicó a investigar y experimentar meticulosamente en él todo lo que en ese momento sabía de las terapias magnéticas. Llegó a la conclusión de que se trataba de un par bien definido de polos con cargas contrarias, que se ubican en la parte media del esternón y en la parte distal del cóccix, a lo que denominó desde entonces como el par Timo-Recto, el cual hasta la fecha identifica al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, por VIH.

Al aplicar  sólo un imán en uno de los polos se verificaba el fenómeno del acortamiento del hemicuerpo derecho, y al colocar el otro imán con polaridad contraria en el otro punto de aquel par, se producía nuevamente la nivelación de las extremidades del paciente.

A los pocos días de ese tratamiento el paciente experimentó una clara mejoría en sus síntomas iniciales y al  nuevo examen biomagnético ya no presentaba el par Timo-Recto. Hasta la fecha este paciente no ha tenido recidivas. Desde entonces otros miles de casos han sido tratados por distintos biomagnetistas, con buenos porcentajes de resultados positivos, que se expresan en la notoria disminución de la carga viral y un aumento de los CD4.

Luego de este primer par el Dr. Goiz fue descubriendo uno a uno diversos otros pares y los respectivos microbios asociados, a los cuales denominó pares regulares, pero además descubrió otro tipo de pares especiales relacionados con disfunción de glándulas endocrinas y otras condiciones alteradas de salud.

 

Biorresonancia energética, traspaso de información a distancia

Posteriormente el Dr. Goiz constató que dentro de estas biorresonancias específicas detectadas entre polos de determinados pares regulares, se estructuraba además una importante transmisión de información electromagnética o comunicación “inteligente” y a distancia entre diferentes especies de microbios, que determinan una relación sinergética o simbiótica, por ejemplo, entre virus y bacterias, o entre virus y hongos.

Encontró además que en una asociación de un virus y una bacteria en un par determinado, cuando uno de ellos está activo y patógeno el otro está pasivo, y que aquella bacteria es capaz de proveerle a distancia al virus, ciertas mucoproteinas específicas que requiere el virón asociado para formar su cápside y tornarse patógeno.

Quedó establecido que cuando se impactan los polos de estos pares con imanes de polaridad opuesta, con potencia mayor a 1000 Gauss, se vence el dieléctrico natural existente en el organismo, y se anulan entre si el exceso de cargas positivas y negativas que existen en igual número en ambos polos y que determinan las distorsiones del pH. De esta forma cambia drásticamente el pH original que facilitaba las condiciones de vida de los microbios ubicados en ambos polos, pero al mismo tiempo se produce la abrupta interrupción de la biorresonancia electromagnética, aquella comunicación y asociación inteligente y a distancia que se había establecido entre los gérmenes de ambos polos.

Estos dos importantes factores, el cambio de su pH y el corte de la intercomunicación inteligente dificultan extraordinariamente las condiciones de sobrevida de aquellos microbios, interrumpiéndose sus capacidades de rápida reproducción, con lo cual disminuye la población de dichos gérmenes en plazos muy breves de tiempo, mismos lapsos en que el paciente experimenta notorias mejorías en su condición general.

Libros publicados por el Dr. Isaac Goiz

 

Los primeros descubrimientos del Dr. Goiz sobre esta importante temática quedaron registrados en su primer libro “El Par Biomagnético” que fue publicado en el año 1992.

Luego los esclarecedores hallazgos que hizo sobre la problemática del VIH y el SIDA están contenidos en su libro “El SIDA es curable” publicado en 1993.

Posteriormente, los crecientes testimonios de pacientes recuperados a través de este método, ocasionaron que la Universidad Autónoma Chapingo de México apoyara y avalara su trabajo.

En años posteriores a sus primeros descubrimientos, el Dr. Goiz se abocó al estudio del complejo tema del cáncer en todas sus manifestaciones. Desde la perspectiva de su método biomagnético consiguió hacer nuevos e interesantes hallazgos respecto a esta complicada y multifactorial enfermedad.

Esta información esta contenida en su libro “El Fenómeno Tumoral” publicado en 2004, y por su importancia consiguió el aval de la Universidad de Loja en el Ecuador.
Además ha dictado cursos en ambas universidades referidas, las cuales lo han acogido como profesor honorario.

Investigaciones afines de otros importantes científicos

En consonancia con esta supuesta y polémica comunicación inteligente entre diversos gérmenes descubierta por el Dr. Goiz, recientemente algunos científicos de mucho prestigio han hecho importantes y asombrosos descubrimientos que avalarían tal planteamiento.

Es el caso por ejemplo de Brian Ford, renombrado biólogo, profesor, escritor y presidente de la Sociedad de Cambridge para la Aplicación de la Investigación, en esa afamada universidad inglesa.

En una entrevista que concedió a la BBC de Londres en Octubre de 2008 aseveró:

“La célula, como se sabe, es la mínima porción de un ser vivo capaz por sí sola de tener vida propia. Es el elemento anatómico y fisiológico del ser vivo y ahora resulta que son entes inteligentes capaces de comunicarse y hablar entre sí.

 

Sí; pues como lo afirma el biólogo Brian Ford: «Las células poseen inteligencia y se comunican entre sí. Cada cédula individual es un organismo complejo capaz de demostrar una conducta inteligente y tomar decisiones».

Ford asegura que incluso podemos escuchar a las células hablando entre sí, y su plática tiene un sonido peculiar y ha sido posible escucharlo.

«Ese sonido, grabado en laboratorio, es una prueba de las neuronas comunicándose o hablando entre ellas», informó a los medios el científico.

Según el sabio, los organismos unicelulares son mucho más que las estructuras unidimensionales que sólo llevan a cabo funciones «mundanas y repetitivas».
Dice: «Nos hemos preocupado tanto por las pequeñas estructuras que forman a la célula que nadie se ha detenido a preguntar qué es lo que puede hacer por sí misma una célula. Lo que pensamos actualmente del cerebro es que cada célula o neurona es una especie de transistor que envía señales a otra neurona. Es por eso que el cerebro es una extraordinaria computadora. Pero lo que yo pienso es que cada neurona y cada célula es una computadora y, por tanto, el cerebro es una comunidad de computadoras separadas que se relacionan entre sí para hacer lo que tienen que hacer».

Ante tales afirmaciones, el experto se pregunta que si las células de hecho pueden pensar y hablar, esta teoría tendría importantes implicaciones en el estudio de las enfermedades.”

 

Esta última relación de este fenómeno con la posibilidad de curar enfermedades   es lo que ha demostrado el Dr. Goiz en la práctica con el Biomagnetismo.

Lo anterior es sólo parte de una teoría más extensa desarrollada por el profesor  Brien Ford, y cuyas importantes repercusiones estructuraron una impactante noticia, que fue retransmitida en noticiarios de todo el mundo.

Si bien el profesor Ford se refería a todo tipo de células de tejido humano, es perfectamente posible extrapolar además su descubrimiento a los diversos microbios que pululan en el organismo. (Más información en su sitio http://www.brianjford.com/)

 

De hecho otros prestigiosos científicos han descubierto también la capacidad de ciertas bacterias de transmitirse entre ellas y a distancia, cierta información inteligente relacionada con la habilidad de hacerse resistente a determinados antibióticos.

En efecto el físico y matemático Alan Parsons y el biólogo Richard Heal trabajan en un centro llamado QinetiQ, en Winfrith, que antes pertenecía al centro de investigación de la defensa británica, la cual es la organización de ciencia y tecnología más grande de Europa.

En Mayo de 2002 reportaron sus investigaciones a la revista científica Journal of Applied Microbiology. La información era del siguiente tenor:

“Las bacterias se comunican entre sí aunque estén físicamente separadas, según un estudio que demuestra la facultad de las bacterias de emitir y recibir señales de información a través del aire.

Ya se sabía que las bacterias intercambian mensajes entre sí lanzando sustancias en un medio de cultivo líquido, pero ahora se ha establecido que también estos mensajes pueden intercambiarse a través del aire.

Los profesores británicos Alan Parsons y Richard Heal han demostrado que las bacterias físicamente separadas intercambian información sobre cómo resistir a los antibióticos más corrientes, lo que en parte explicaría la creciente resistencia bacteriana a los más intensos tratamientos médicos.

Se cree que la información es transmitida a través de un producto químico volátil, pero en realidad este mecanismo de comunicación aún no es conocido. La posibilidad de que las bacterias establecieran algún tipo de comunicación electromagnética fue considerada en la investigación, pero se descartó (N.del A. al menos en este experimento) al comprobarse que la comunicación sólo se producía cuando había un canal de aire entre las bacterias sanas y las expuestas a los antibióticos. Sin embargo, no se sabe si el bloqueo de este mecanismo de comunicación desconocida permitirá superar la resistencia bacteriana a los antibióticos.

El experimento realizado por estos científicos es sorprendente. Crearon dos compartimentos conectados entre sí por una pequeña abertura. Luego pusieron una colonia de bacterias en uno de ellos, junto al antibiótico. Como resultado, las bacterias murieron.

Sin embargo, al repetir el experimento pusieron en el segundo compartimiento bacterias vivas y algún tipo de comunicación entre ellas, a través de la abertura que unía a los dos compartimentos, permitió sobrevivir e incluso multiplicarse a las bacterias expuestas al antibiótico. Sin embargo, murieron cuando se cerró la abertura que comunica un recipiente con el otro.

La única explicación es que las bacterias sanas enviaron algún tipo de información o consejo de supervivencia a las bacterias expuestas al antibiótico.

Parsons y Heal investigaban a las bacterias como sensores vivientes para la defensa naval, cuando descubrieron que podían comunicarse entre sí a través del aire.

El descubrimiento puede tener importantes aplicaciones en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, particularmente las que frecuentan los hospitales, si bien los resultados no serán inminentes porque hay una variedad de antibióticos que no es objeto de comunicación entre las bacterias, sin que se sepa por qué.

Más información: en Abstract en Journal of Applied Microbiology Volume 92 Issue 6 Page 1116 – June 2002:
También en Unisci: http://unisci.com/stories/20022/0529022.htm
Guardian: http://www.guardian.co.uk/medicine/story/0,11381,706793,00.html

En los dos casos anteriores distintos científicos reconocen la capacidad de comunicación inteligente y a distancia entre diversos tipos de células del ser humano, o entre organismos unicelulares como son las bacterias, sin embargo subsiste a nivel científico la interrogante acerca del cómo lo hacen. En una supuesta comunicación aérea se baraja la posibilidad de que la información sea transmitida a través de un producto químico volátil. En el caso de las “células que conversan” del profesor Brien Ford se plantea la posibilidad de “ondas sónicas” que incluso pudieron ser grabadas.

Todo parece indicar que a muchos científicos les cuesta aceptar la posibilidad de ondas electromagnéticas como portadoras de la aludida información inteligente, por que entre otros factores hay una gran tendencia a buscar explicaciones en el campo de la bioquímica que es más conocido y mejor manejado por la gran comunidad científica.

Bioquímica y Biofísica en Rusia

Sin embargo existe un prolífico científico ruso Maxim V. Trushin del Instituto de Bioquímica y Biofísica Kazan de Rusia (Lobachevskiy str. 2/31, P. O. Box 30, 420111, Kazan, Russia  E-mail: mtrushin@mail.ru ) que está más abierto a aceptar el posible rol de campos electromagnéticos en la comunicación de las bacterias.

En parte de su trabajo comenta:

“Hoy en día se acepta comúnmente que todos los organismos vivientes emiten una radiación que cubre un ancho rango espectral. Algunos autores consideran esta emisión como indicador de un papel regulador fundamental desarrollado por los fotones y algunos estados excitados de las moléculas en las células, tejidos e incluso en el organismo entero (el Chang et al., 1998).

Otros insisten que las emisiones observadas representan sin embargo otra clase de radiación, que resulta principalmente de algunas reacciones de oxidación (Slawinska y Slawinski, 1983).

Ahora la pregunta principal acerca de este tipo de emisión, se refiere a si la radiación biológica lleva información perteneciente a la comunicación intercelular y al crecimiento de la célula.

Hasta ahora, el progreso en la comprensión de las interacciones intercelulares de bacterias, ha sido conectado con las investigaciones de moléculas procarióticas que emiten señales (Kaprelyants y Kell, 1996). Sin embargo hay creciente evidencia de la gran importancia  de la comunicación físicamente mediada, en culturas bacterianas para producir algunos eventos, incluida la división celular (Nikolaev, 1992), adaptación de micro-organismos para las condiciones de estrés (Matsuhashi et al., 1996) y las capacidades adhesivas de las células (Nikolaev, 2000).

En este paper, yo informo mis observaciones sobre: (i) la regulación del crecimiento de la Escherichia coli MC1061 y (ii) una emisión de luz débil en ausencia de cualquier contacto químico o mecánico entre las culturas en estudio.”

En otra parte de su trabajo comenta:

“Por consiguiente, yo privilegio la hipótesis alternativa que asevera que la radiación débil es la marca de un campo electromagnético endógeno que satura el organismo entero, el cual que puede actuar como remitente y receptor de los fotones que portan la bioinformación electromagnética usada en los procesos reguladores de la vida ( Popp et al., 1992).”

Después de exponer la parte técnica de su investigación hace las siguientes conclusiones:

“Así, tomados juntos mis descubrimientos pueden interpretarse como la evidencia de que los culturas de Escherichia coli son capaces de interactuar recíprocamente a distancia, vía los campos físicos. La alteración del crecimiento bacteriano y la sincronización de la emisión de luz de culturas adyacentes principales fueron las observaciones que apoyan esta aseveración. En el trabajo presente, la señal no era ultravioleta (UV) ni tampoco sónica. Sin embargo debiera explorarse, si esta señal pertenece a la región visible o a la zona infrarroja de la luz ; la fuente de radiación también debe investigarse.

Dejo un registro de mis resultados en la esperanza  de que ellos estimularán una ulterior investigación sobre este huidizo fenómeno.

Más información en http://mic.sgmjournals.org/cgi/content/full/149/2/363

Se observa en el trabajo de estos pocos y buenos científicos que han abordado tan importante tema, que a pesar de sus extraordinarios hallazgos, persiste un considerable retraso en encontrar aquellas respuestas que se vislumbran tan trascendentales para la salud humana y que se encuentran más bien en el campo de la Biofísica.

De todos los científicos citados el ruso Maxim V. Trushin es el que más se adentra en dicha área precisamente porque el Instituto Kazan donde trabaja, pone en el mismo nivel de importancia la investigación de la Bioquímica y la Biofísica. Por el contrario, en la gran mayoría de las instituciones que desarrollan investigación científica en el mundo, el énfasis va por el área Bioquímica y farmacéutica en desmedro de la Biofísica.

A partir de las analogías que se establecen frecuentemente entre fenómenos de realidades macro y micro, los descubrimientos del Dr. Goiz apuntarían en el sentido de que las distintas especies de microbios, sean virus, bacterias, hongos o parásitos, tienen una suerte de “central de inteligencia” que guarece a uno o más individuos de la especie y que se ubica en los puntos que constituyen los polos y pares biomagnéticos. Desde allí se emiten señales probablemente electromagnéticas que, independientemente de la distancia, llevan mensajes inteligentes a cualquier área del organismo donde se encuentren otros individuos de la misma u otra especie simbiótica, coordinando el accionar de todos aquellos microbios involucrados. Cuando se ubican imanes en aquellos lugares precisos, equivale a poner un explosivo que destruye a todo el comando de esa central de inteligencia, dejando a todos los individuos de la especie desarticulados e inoperantes.( nivel micro).

Sería algo similar a lo que ocurre a un nivel macro por ejemplo con las abejas u hormigas reina.

Cuando, por ejemplo, una hormiga reina es separada «espacialmente» de su colonia la construcción continúa de acuerdo a lo planeado. Sin embargo, si se mata a la reina se detiene todo el trabajo en la colonia. Ninguna hormiga sabe qué hacer. Aparentemente la reina es la portadora de los «planes de construcción» y los envía incluso desde muy lejos por medio de la «conciencia grupal» de sus súbditos. Ella puede estar tan lejos como se quiera… en tanto esté viva.

La novedosa teoría con la que el Dr. Goiz fundamenta su método, puede resultar muy polémica desde la perspectiva de los fundamentos de la medicina y la biología ortodoxas, pero en la práctica los abundantes resultados positivos de la aplicación del Biomagnetismo en pacientes de diversas patologías complejas, son reales, concretos y evidentes.

Es al menos lo que hemos vivenciado en nuestro Centro Ohani durante 6 años de práctica con muchos pacientes. También tenemos reportes de resultados similares de alumnos del Dr. Goiz de los varios cursos de Biomagnetismo que hemos organizado, así como de alumnos de otros países que se comunican a través de redes en Internet.

Estos visibles resultados han suscitado los buenos comentarios de muchos pacientes aliviados de sus dolencias, que recomiendan a su vez el sistema a sus conocidos. Todo esto ha generado un creciente interés de más personas y esta inquietud ha llegado a los medios de prensa, radio y televisión que últimamente le han dado mucha cobertura a este sistema terapéutico.


Los necesarios estudios estadísticos

 

En cuanto a los estudios y resultados estadísticos que el método científico demanda para reconocer la validez de las teorías, a pesar del gran interés del Dr. Goiz en hacerlo, no ha contado con la colaboración de las entidades idóneas con la suficiente jerarquía que se atrevan a acometer este trabajo, que incursiona en un ámbito tan poco trillado.

Sin embargo, en el mes de mayo de 2009, el Dr. Isaac Goiz accedió a poner a prueba su terapia en la clínica que dirige en Marbella (Málaga-España) el Dr. Raymond Hilu  y más de doscientas personas fueron tratadas con Biomagnetismo en apenas cuatro días. A la mayoría se le recogió una muestra de sangre antes del diagnóstico con los imanes y de ser tratados los pares correspondientes y otra después del tratamiento.

El doctor Raymond Hilu en el instituto que lleva su nombre. “Sinceramente –nos diría-, lo hice por incredulidad. Había asistido un par de días al curso que hace unos meses impartió en Madrid, y  lo que el Dr. Goiz explicó en él me pareció demasiado bueno para ser cierto. Si es verdad, me dije, se trata de un descubrimiento fantástico y hay que darlo a conocer, elevar su práctica a la enésima potencia. Y si no lo es hay que decirlo públicamente para que nadie se haga vanas ilusiones. Así que le propuse hacer la prueba que pedía con numerosos pacientes a la vez. Sabía que la idea le iba a gustar porque me consta que lo había intentado en varias ocasiones sin conseguirlo”.

Y Goiz aceptó el reto: testar con su método -lo que finalmente se hizo en el centro que el Dr. Hilu dirige en Marbella (Málaga) entre el 14 y el 17 de mayo pasados- a ¡más de doscientos pacientes! de las más diversas patologías en presencia como observadores de médicos de otros países. Pues bien, aunque los resultados estadísticos aún se están elaborando Hilu ya habla abiertamente de “éxito rotundo” del método. “Se trata –afirma con entereza- de una de las terapias más eficaces con las que me he cruzado en todos los años que llevo de praxis médica. Lo más sorprendente es su sencillez. Y su principal ventaja que carece de efectos secundarios. Lo único que choca a veces es el diagnóstico porque el de Goiz difiere a menudo del que trae el paciente. Algo que no me preocupa porque lo importante es que el enfermo mejora con el tratamiento. Y a mí lo que interesa no es tanto saber qué tenía realmente como si tras el tratamiento mejora o se cura. Me importa que el resultado final es positivo y beneficioso para el paciente.”

Más información de esta experiencia en:

 http://www.dsalud.com/numero118_1.htm

Según descubrimientos del Dr. Goiz, diversas combinaciones, sinergias o simbiosis específicas de microorganismos llegan a producir la mayoría de las enfermedades del hombre, incluso algunas en las que no siempre se reconoce una etiología microbiana, como en la diabetes, el cáncer, la artritis, la fibromialgia, la esclerosis, el lupus, el Alzheimer y el glaucoma, entre otras. Con el biomagnetismo, un gran porcentaje de pacientes aquejados de éstas y otras complejas enfermedades experimentan rápidas y notables mejorías que no ocurren comúnmente con otros tratamientos.

 

 

Los virus, grandes precursores de enfermedades complejas

Es especialmente destacable la gran capacidad del Biomagnetismo de detectar y eliminar diversas especies de virus en tiempos muy breves. Como sabemos los virus son de muy difícil tratamiento para la medicina convencional, la cual tiene sólo éxitos relativos exterminando parásitos con antiparasitarios, hongos con antimicóticos (que suelen ser muy agresivos para el hígado) y bacterias por medio de antibióticos (a los que éstas se hacen cada vez más resistentes). Los antivirales farmacológicos ciertamente son los menos eficientes entre los anteriores.

En una gran mayoría de las enfermedades complejas de origen idiopático  el Biomagnetismo detecta virus. La medicina oficial ha descubierto que en estas patologías complejas muchas veces los corticoides ofrecen alivios transitorios en los pacientes, sin embargo de todos es conocido los considerables efectos secundarios que produce el uso prolongado de este recurso.

Compatibilidad del Biomagnetismo con otras medicinas

Como la mayoría de las terapias alternativas o energéticas, el biomagnetismo es compatible con las demás medicinas complementarias y es especialmente recomendable combinar con terapias vibracionales que mejoren el área emocional y que, por ende, ayuden a potenciar el sistema inmunológico.

En este sentido, pueden ayudar mucho la terapia de esencias florales, la hipnoterapia, la Osteopatía Bioenergética Celular, la terapia del campo del pensamiento (TFT, Thought Field Therapy), el Holographic Repatterning, la programación neurolingüística (PNL), el diagnóstico energético integral (DEI), la psicología transpersonal, etc.

El biomagnetismo también se combina fácilmente con tratamientos de la medicina oficial. Una vez que el paciente constata las mejorías en su condición, puede concurrir a su médico tratante para que compruebe con exámenes este progreso, de esta forma éste le podría disminuir adecuadamente las dosis de los medicamentos anteriormente prescritos.

Sólo en casos de quimioterapia –con la cual el Biomagnetismo es incompatible- es recomendable esperar a la finalización del tratamiento, seguir luego una dieta depurativa, y recién después de un tiempo prudente examinar al paciente para ver si está en condiciones de recibir su primera sesión de biomagnetismo.

Duración del Tratamiento Biomagnético

La frecuencia de las sesiones y la duración de un tratamiento biomagnético, dependerá de diversos factores como la gravedad de la dolencia y su grado de avance, su antigüedad, daños estructurales ya presentes, la edad del paciente, su carga tóxica total derivada de medicamentos, desechos metabólicos de  microbios o alimentación contaminada, su estado emocional congruente con su estado inmunológico, su predisposición o resistencia subconsciente a sanarse, etc.

Todos estos factores determinan que ningún paciente reaccione igual ante determinados gérmenes patológicos, y se complica aún más el diagnóstico alopático cuando se combinan distintos tipos de ellos.

En términos generales, se ha verificado que lo óptimo es una secuencia inicial de tres sesiones de biomagnetismo, separadas por una semana aproximadamente; dependiendo de la evolución posterior, se podría requerir de un control al mes. Sin embargo frecuentemente el enfermo ya comienza a notar cambios positivos en su salud desde la primera o segunda sesión. Para casos crónicos, puede requerirse un promedio de cuatro o cinco tratamientos, pero el número real en definitiva lo determinará la forma en que reaccione cada paciente.

La Bioenergética y la sanación a distancia

 

La investigación del Dr. Goiz en el campo biofísico, energético, o electromagnético no ha cesado y los últimos años ha incursionado en áreas cada vez más sutiles del ser humano, visto como un complejo multidimensional, con distintos niveles energéticos asociados a diferentes niveles de conciencia, realidad que sólo comienza a atisbar la psicología transpersonal.

En este ámbito el Dr. Goiz desarrolló una variante bioenergética del Biomagnetismo cuya explicación se podría encontrar en los avances de la física cuántica, la cual ha comprobado cómo la mente y la actitud mental del observador influye en los resultados de los experimentos de la física de ondas o partículas subatómicas.

Esta variante bioenergética del Biomagnetismo permite tratar pacientes a distancia a través de un intermediario que puede ser un pariente con ADN o genética similar, o bien cualquier persona con un fuerte lazo afectivo con el paciente distante.

 
En efecto, se le sugiere al intermediario que enfoque su atención en el paciente lejano. Luego  se le realiza el test bioenergético de rastreo al intermediario, el cual acusará los pares desequilibrados del paciente distante. Al colocar los imanes con la adecuada polaridad en dichos pares al intermediario, finalmente el paciente a distancia experimentará los mismos resultados positivos como si le hubieran hecho el tratamiento en directo.

Por asombroso que esto parezca,  damos fe de que lo hemos visto funcionar eficientemente en múltiples casos.  Existen otras terapias energéticas como el Reiki, el Magnified Healing, la sanación pránica, entre otras, cuyos cultores han comprobado también sus capacidades curativas a distancia.

En todo caso donde más investigación científica y estadísticas ha habido es con respecto al poder de la oración para ayudar a las personas a sanarse. En rigurosas experiencias realizadas con grupos de contraste se han comprobado los mayores porcentajes de mejoría de aquellos pacientes por los cuales un grupo de personas oraban.

Ciertamente todo esto tiene relación con la intención mental, entendiendo que las emociones y el pensamiento humano están constituidos por ondas y energías electromagnéticas muy sutiles que viajan a grandes velocidades por el espacio y pueden afectar a la materia y a los procesos bioquímicos.

Investigación científica en Biofísica y tecnología de Biorresonancia

Al respecto, es increíble comprobar que la gran mayoría de los profesionales de la salud no saben que ya existen modernas y extraordinarias tecnologías, equipos electrónicos de Biorresonancia como el QXCI-SCIO del ingeniero de la NASA William Nelson, que en combinación con softwares muy sofisticados, entre otras múltiples cualidades, consiguen detectar e interpretar las sutilísimas ondas electromagnéticas  que transportan a las emociones y el pensamiento.

 
Personalmente he comprobado que este dispositivo consigue además introducirse en el área subconsciente de un paciente y detectar fenómenos psicológicos tan complicados como, por ejemplo, un complejo de culpa.

Este equipo además de detectar señales electromagnéticas que se corresponden con cientos de variables fisiológicas como niveles de vitaminas, minerales, hormonas, neurotransmisores, etc. Detecta además la presencia de virus, bacterias, hongos y parásitos, con la capacidad de hacer terapias vibracionales o electromagnéticas, que eliminan dichos microbios mediante el principio de resonancia física, y además corrige diversas disfunciones, sólo que en más sesiones y en más tiempo que como lo hace el Biomagnetismo, que sólo requiere de económicos imanes para obtener resultados más rápidos.

Increíblemente profesionales que utilizan hace muchos años el QXCI, han comprobado además su capacidad de hacer terapias a distancia, con porcentajes de resultados muy superiores al azar y al efecto placebo.

La desconocida tecnología de la Biorresonancia consigue poner en evidencia entonces el importante hecho científico que el ser humano además de ser un ente bioquímico, por medio de su ADN es primero un extraordinario emisor y receptor de ondas biofísicas, electromagnéticas, las cuales portan la información inteligente que determinan previamente cómo se van a estructurar todas las reacciones bioquímicas en las células y en el organismo. Dichas ondas pueden ser medidas obteniendo gran cantidad de información utilísima para sanar a los pacientes.

Lamentablemente notables científicos, pioneros en el área biofísica de la salud han sido desautorizados, hostigados y cortados sus financiamientos,  por el sistema donde predominan los intereses farmacéuticos en la supuesta investigación científica.

Es así como realidades científicas tan importantes como que el pensamiento y las emociones son energías electromagnéticas que son medibles físicamente, no son enseñadas ni a neurólogos, ni psiquiatras, ni psicólogos en las universidades, lo cual ciertamente ha ido en desmedro de la efectividad de los tratamientos para sanar los variados conflictos emocionales de los pacientes.

Entonces no es que no exista respaldo científico e incluso tecnológico para las terapias energéticas, biofísicas, vibracionales o electromagnéticas en general, categoría a la que pertenecen la gran mayoría de las terapias alternativas o complementarias, sino que la evidencia que existe es boicoteada y acallada por el sistema oficial.

Cuando el ingeniero William Nelson, justificadamente solicitó en su país Estados Unidos, la autorización para patentar y comercializar su genial invención -el equipo de biorresonancia QXCI-SCIO- la FDA le negó esta posibilidad y tuvo que emigrar a Hungría, país donde después de grandes dificultades, pudo conseguir los permisos necesarios.

Actitud mental adecuada, imprescindible aporte del paciente

 

De todo lo anterior emerge otra situación de gran importancia para la sanación de todo tipo de dolencias, cual es el aporte que debe hacer el enfermo con una adecuada y positiva actitud mental, para ayudar a concretar su proceso curativo.

A este decisivo factor -el que no contemos con la colaboración mental del paciente- que puede hacer fracasar hasta las mejores terapias y tratamientos, no se le ha dado la suficiente relevancia, no se ha educado adecuadamente a los pacientes que en su mayoría traspasan cómodamente la responsabilidad de su mejoría a los profesionales de la salud.

Limitaciones del Biomagnetismo

A este último factor por cierto tampoco escapa el Biomagnetismo, así como tampoco le es fácil sortear las limitaciones que radican en todas esas enfermedades en que se ha producido un daño estructural irreversible, y en que las posibilidades de regeneración estén disminuidas por la edad, por cirugías o por acumulación de efectos secundarios de medicamentos durante mucho tiempo.

Estas dos últimas dificultades existen por cierto para la medicina oficial y para todo sistema terapéutico. Pero aún considerando estas limitantes, los avances que experimentan en notables porcentajes, los pacientes de enfermedades crónicas tratados con Biomagnetismo y que vienen de vuelta de muchos otros tratamientos, amerita que se siga utilizando e investigando este extraordinario sistema terapéutico cuyas proyecciones a futuro son insospechadas.

Por cierto que el Biomagnetismo del Dr. Isaac Goiz va a requerir de muchos más estudios estadísticos para ir logrando la aceptación de la gran comunidad científica, sin embargo lo que esta técnica ha mostrado hasta el presente, representa un gran llamado de atención a la medicina oficial, para que intensifique más la investigación científica en el área biofísica de la salud humana , dejando de concentrarse sólo en el área bioquímica y farmacéutica, la cual después de mucho tiempo no muestra soluciones eficientes para un gran número de enfermedades complicadas.

A esto se agrega el grave hecho de que cada vez más el médico, exigido por el sistema a especializarse y a aumentar el número de sus atenciones, puede dedicarle menos tiempo de escuchar a sus pacientes, los cuales para sanarse necesitarían de una atención más integral que contemple sus áreas, físicas, emocional, mental e incluso espiritual.

Si los médicos aprenden a dimensionar a futuro la eficacia del Biomagnetismo en especial y de las terapias energéticas complementarias en general, tendrán el interés de aprenderlas o bien derivar los pacientes que no obtengan resultados con los tratamientos convencionales hacia terapeutas calificados, con los cuales pueden formar equipos más eficientes en resultados. Los pacientes así tratados tendrán una doble ventaja, en la que aprovecharán al máximo la confianza y credibilidad mayor que les otorga su médico por sobre el terapeuta. Este último gana confiabilidad de parte del enfermo cuando es recomendado por el médico. Como ya vimos esta actitud mental positiva de fe y confianza en su tratamiento, puede ayudarle poderosamente al paciente en sus probabilidades de sanación.

Por todo lo expuesto valoramos sobremanera el encomiable esfuerzo desarrollado durante años en Chile, por el equipo de profesionales del Centro de Estudios para la de Calidad de Vida, pioneros en el sentido de acercar las terapias energéticas e integrativas, al quehacer de los profesionales académicos de la salud.

Nos aproximamos así a una visión ideal  de una futura medicina más humanizada que contemplando equipos de médicos, enfermeras, matronas, psicólogos, etc., junto a terapeutas holísticos,  consigan mucho mejores resultados en beneficio de muchos pacientes que han esperado largamente.

 

 

 

 

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