Cómo el estrés mata

Robert Sapolsky, neurocientíco de la Universidad de Stanford, explica por qué el estrés puede convertirse en un problema. Las causas de muerte entre 1900 y 2000 han cambiado dramáticamente. Las más relevantes causas de muerte para las mujeres ya no son el parto o la influenza. En cambio ahora morimos de enfermedades que antes no existían: enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes adulta y Alzheimer. Por extraño que parezca, en este fenómeno resulta relevante entender qué es el estrés y cómo afecta nuestra salud cuando es crónico.

Nuestro cuerpo intenta mantener el balance, mantener la temperatura adecuada, los niveles de glucosa ideal. Un estresor es cualquier cosa en el mundo exterior que te saca de dicho balance homeostático. Para reestablecer dicho balance secretas adrenalina y otras hormonas, movilizas energía y la llevas donde se necesita, cierras lo no esencial en ese momento como el impulso sexual y la digestión, mejoras las defensas inmunitarias, y piensas más claro. Enfrentas una crisis física de corto plazo y la respuesta de estrés es lo que haces con tu cuerpo.

Para el 99 por ciento de las especies de este planeta, el estrés corresponde a 3 minutos de gritos de terror en la sabana, después de lo que o se termina o tu terminas muerto. Surge una amenaza o una oportunidad todo el organismo se activa y responde… corres y comes, huyes o eres devorado. Es todo lo que te interesa saber si eres un león o una cebra.

Si en cambio eres humano, debes expandir esa definición de estresor en un modo decisivo, tenemos gracias a nuestro cerebro una gran capacidad de adelantarnos a futuras amenazas gracias a nuestra imaginación. Si escapas de un león, tu presión sanguínea es 180 sobre 120, pero no sufres de presión alta ya que estás salvando tu vida y todo tu cuerpo se moviliza para ello. Presenta esa misma presión cuando estás parado en el tráfico, pensando en los problemas que tendrás que enfrentar en la oficina al día siguiente, quieto en tu asiento. En cambio estarás sufriendo de hipertensión por estrés.

Gracias a nuestro cerebro y su capacidad para imaginar, los seres humanos activamos la respuesta de estrés con recuerdos, emociones y pensamientos. Pero la respuesta de estrés no evolucionó para responder a la imaginación, lo hizo para movilizarnos en acciones concretas que nos salvarían la vida. Si se activa la respuesta de estrés imaginando, anticipando problemas y futuras amenazas (o por reales problemas) regularmente, día a día, semana tras semana… vas activar toda la cascada de cambios fisiológicos asociados a la respuesta de estrés que se suponía te movilizaría para salvarte de perecer. En cambio dado que la amenaza no es real para tu vida (probablemente si para tu economía, tu autoestima o tus metas) y no vas responder a ninguna situación en concreto, lo que pasará es que con esta activación sin “uso” vas a dañar tu sistema cardiovascular. Un aumento de flujo sanguíneo daña las paredes de tus vasos sanguíneos causando inflamación. La grasa, la glucosa y el colesterol se aglomeran y tapas las arterias. Estás en riesgo de fatiga crónica, trastornos del sueño, atrofia muscular, y lo más importante diabetes.

El estrés crónico también hace cosas malas en tu sistema nervioso. El estrés mata neuronas en la parte del cerebro llamada hipocampo y debilita el cableado entre neuronas así que no pueden comunicarse entre unas y otras. Esto perjudica la formación y la recuperación de memoria a largo plazo. Lo opuesto pasa en la amígdala que es donde vemos el temor en un scanner cerebral. En el hipocampo el estrés causa que las cosas se marchiten. Pero en la amígdala aumentan. El estrés crónico crea una amígdala hiperactiva, y esto nos dice mucho sobre lo que el estrés tiene que ver con los trastornos ansiosos.

También afecta el sistema dopaminérgico mesolímbico. La dopamina es un neurotransmisor que tiene que ver con recompensa y el placer. La cocaína trabaja en el sistema dopaminérgico, todos los eufóricos lo hacen. ¿Cuáles son los efectos del estrés crónico en esta parte del cerebro? Estas vías se agotan de la dopamina, y esto te quita la capacidad de sentir placer. Así que si el estrés reduce la dopamina, ¿para qué te has preparado? La depresión mayor.

El córtex frontal es la parte más humana del cerebro: proporcionalmente tenemos más de él que cualquier otra especie. ¿Qué hace? Posterga la gratificación, es donde se sitúa la autodisciplina, la capacidad de planeación a largo plazo, regulación emocional y social. Es la última parte del cerebro que madura completamente, y esto no pasa hasta los 25, lo que tiene implicaciones interesantes.

Si esta es la última parte del cerebro en desarrollarse completamente, por definición es la parte del cerebro menos determinada por lo genes y más esculpida por la experiencia. ¿Qué le hace el estrés crónico al córtex frontal? Atrofia las neuronas, desconecta circuitos. Como resultado, tomas las decisiones más idiotas, que te van a atormentar por el resto de la vida, y aún así crees que son brillantes en el momento. Ese es otro efecto del estrés crónico: tu juicio se va por el caño.

Así que prestemos real atención al estrés en nuestra vida, no es solo que al tener estrés nos sintamos mal, el estrés crónico nos hace un real daño en nuestro organismo y salud, y los cambios en nuestro estado de ánimo y las dificultades para planificar adecuadamente, hace que a la larga salir de este círculo vicioso se vuelva algo bastante complicado.

Natalia Córdova Rubio

Psicóloga Clínica Universidad de Santiago

· Taller de Manejo del Estrés

· Taller de Técnicas de Relajación