Cómo se construye un error y porqué no evitarlos

Hace un tiempo Francisca Vargas V. periodista de emol me pidió le diera mi perspectiva para un artículo sobre “Lo bueno de cometer errores en la vida”. Me motivó mucho el tema, incluso para escribir mi propia versión, que en el momento dejé “reposando”. Pasó un par de meses hasta que se publicó finalmente el 19 de mayo (Click para acceder al link) y ahora que lo leo, se renueva mi interés por el tema. Por eso les comparto algunas reflexiones.

Errar, equivocarse, desacertar, desencaminarse ¿qué es un error? La quinta definición de error que entrega la RAE dice. 5. m. Fís. y Mat. Diferencia entre el valor medido o calculado y el real. Creo que esta última es útil para comprender qué genera un error en la vida cotidiana. Según esto, podríamos plantear que ocurre un error cuando la brecha que se produce en el contraste entre mi expectativa (lo construido mentalmente) y los hechos (la evidencia de la cruda realidad) es amplia.

-“Fue un error confiar en él”-, es decir, yo esperaba que se comportara de cierta manera pero hizo otra cosa. -“Cometí un error con esa elección”-, al tomar una opción esperaba ciertos resultados y no resultó ser así, ya que no me hizo sentir como creía, ni trajo los beneficios que buscaba. Digo que cometí un error cuando mis expectativas de las cosas, “mi plan diseñado en abstracto” no se ejecuta tal cual en la realidad, cuando el camino trazado en mi mapa mental no es como el terreno.

¿Será que las personas que tienen muchas ilusiones, expectativas desmedidas y certezas de cómo van suceder las cosas “cometen muchos errores”? La realidad es tan incierta, cambiante y sorprendente que nuestra predicción de los hechos y de nuestras reacciones frente a ellos, es limitada.

Nuestras expectativas convierten los resultados imprevistos en errores, sólo porque las cosas no se dieron como esperábamos. Si estamos dispuestos a poner en pausa nuestra idea de “como debieron ser las cosas”, con un esfuerzo de creatividad podemos elegir ver que tras el imprevisto puede incluso haber una oportunidad que se abre paso. Una oportunidad de aprendizaje.

-“Fue un error confiar en él”-. Si busco la oportunidad de aprendizaje, puedo ver que aprendí que debo darme tiempo para conocer a las personas. Si no se comportan como yo espero no es que ellas sean malas, sino que no están a mis expectativas. Puedo practicar aceptar a las personas tal y como son, o aprender de mis límites y conocer hasta que punto involucrarme con alguien que no piensa  ni actúa como yo espero.

Pensémoslo así, un error aparece como tal cuando no hemos sabido transformar la diferencia entre nuestras estimaciones y los hechos en una oportunidad de aprendizaje.

Hay quienes temen tanto a los errores y sus consecuencias, que evitarlos será tema central de sus acciones. Para ellos el control es primordial, para estrechar la distancia entre estimación y realidad, y eso suele ser un esfuerzo agotador. Evitas las experiencias nuevas porque temes lo imprevisto, buscas espacios conocidos y familiares, y tu experiencia puede terminar siendo algo monótonos y repetitivos.

Si tu objetivo es no cometer errores limitarás las nuevas experiencias sobre la que no tengas control, que no conozcas o para la que no estés preparado. Evitas a las nuevas personas, nuevos lugares y las nuevas situaciones. Se transforma en un círculo vicioso, nunca vas a estar preparado para algo que evitaste por miedo a cometer errores. No habrá aprendizaje para la próxima vez que te encuentres en una situación similar.

Aceptar que la realidad es incierta, compleja, incontrolable, impredecible genera una sensación de impotencia para algunos. Seamos más humildes en reconocer nuestras limitaciones. No podemos controlar todas las situaciones, solo podemos procurar actuar de buena fe. Si comete un error, un error honesto, se más indulgente y compasivo contigo mismo y trata de buscar el aprendizaje.

Es cierto, hay errores que traen consecuencias graves. Nadie quiere cometer de esos. “Una persona inteligente aprende de sus errores, una persona sabia, aprende de los errores de los demás”. Cuando podamos, evitemos repetir nuestros errores y aprendamos de los ajenos. No quiero transmitir que sea bueno el error por sí mismo. Pero estar abierto al aprendizaje y al crecimiento hay que estar dispuesto a cometer errores, es una actitud fundamental de una buena vida. Para ello cultiva una nueva filosofía frente al error que cometerás (espero) en el futuro.

Si el precio por no cometer errores es controlarlo todo y evitar las nuevas experiencias, ese un costo demasiado alto que pagar. Una vida predecible, rígida, monótona es mucho peor que varios errores, limita nuestros aprendizajes y crecimiento. Solo al estar dispuesto a pagar el costo del error puedes disfrutar de las nuevas experiencias y el premio de la oportunidad de nuevos aprendizaje. Desarrolla tu forma de afrontar tus errores, prepárate para cuando los cometas.

Una actitud madura frente al error no significa no cometerlos nunca, para mi ser maduro frente al error significa desarrollar un modo responsable de reconocerlos y afrontarlos, sacando además aprendizajes de ellos. Preparase para hacerse cargo emocional, mental, física y socialmente de un error. Desarrollar la habilidad de controlar nuestra experiencia interna, nuestra capacidad de dirigir la atención hacia los positivo de los eventos desagradables y  preparar nuestros recursos para sobrellevar lo indeseado, entonces, el error es un gran maestro. ¿En qué te enfocarás, en ser quien se equivocó y se lo recrimina, o serás quien reconoció su error, afrontó las consecuencias y transformó en una oportunidad lo imprevisto? Sólo una nueva actitud frente al error nos posibilitará el espacio para el aprendizaje y crecimiento.

 

Natalia Córdova Rubio

Psicóloga USACH

natalia.cordova@gmail.com