Hamilton Naki: El don sin profesión

Por Marcela González.

En muchas ocasiones, la injusticia y la discriminación dibujan enormes huellas de ausencia en la historia. Cabe preguntarnos ¿Cuántos héroes anónimos hemos dejado en el camino? ¿Cuántas buenas acciones han sido censuradas? ¿Cuántas Gracias hemos dejado de pronunciar?

Estas y otras preguntas, nacen cuando recordamos el nombre de Hamilton Naki, uno de los personajes más importantes de la historia y la medicina moderna, quien a pesar de sus méritos en cirugía vivió en el anonimato, condenado bajo el yugo de una sociedad racista.

Hamilton Naki, hijo de una pobre familia que vivía en Ngcingane una pequeña aldea ubicada en Cabo del Este Sudáfrica, nació en 1926. Debido a la pobreza en la que se encontraba inmerso, sólo completó la educación primaria para luego a los 14 años partir en busca de trabajo a la ciudad de Cape Town.

Uno de sus primeros trabajos, tras su partida del hogar, fue como jardinero en la Universidad del Cabo. Más tarde lo contratarían para que limpiara las aulas de la institución.

Hamilton se caracterizaba por ser un joven lleno de interrogantes que siempre manifestaba sus inmensas ganas de aprender en cada una de las actividades que realizaba. Su curiosidad era infinita y gracias a ella aprendió cirugía. Ser testigo de intervenciones quirúrgicas en animales le bastó para comenzar a desarrollar un gran interés y su don innato.

Luego desempeñarse como jardinero, trabajó como anestesista de animales, ayudando en las operaciones. Poco a poco fue descubriendo el talento que había en él y tomando el pulso de la ciencias. De esta manera, fue desarrollando estudios no formales de medicina humana y se transformó en especialista de intervenciones quirúrgicas.

Era tal su maestría en el área de la medicina, que Naki se transformó en un importante cirujano y docente, ya que impartía clases a estudiantes blancos. Pese a ello y lo importante de su rol como especialista y profesor, Hamilton, recibía el sueldo de un técnico de laboratorio, ya que era el máximo monto al que podía aspirar un negro según las leyes del apartheid africano.

Más tarde y a pesar de que según las leyes del Apartheid un negro no podía operar ni tocar pacientes que fuesen blancos, el doctor Christiaan Neethling Barnard, transgrediendo las leyes de la discriminación, solicitó a Naki que fuera parte de su equipo. El Hospital en el que trabajaría hizo una excepción y permitió la integración de Hamilton Naki, siempre y cuando se mantuviera en la clandestinidad absoluta.

Es así como el 3 de diciembre de 1967, Hamilton Naki se transformó en uno de los hombres más importantes de la historia al participar junto con Barnard, en el primer trasplante de corazón realizado en el mundo, que le salvó la vida a Louis Washkanky.

Luego de este hito el Dr. Neethling Barnard recibió la fama y el prestigio absoluto, mientras Naki, continuaba viviendo bajo el velo de la invisibilidad social e histórica. A pesar de esto, Hamilton Naki siguió enseñando lo que amaba, entregándose en su vocación y talento por completo a los demás.

La importancia de este hito solo fue reconocido en el año 2002, cuando le fue otorgada la Orden de Mapungubwe, uno de los reconocimientos más importantes de su país en el ámbito de las ciencias médicas. Debido a su clandestinidad, su aporte fue tardíamente valorada por el mundo. Hamilton Naki murió el 2004 a los 78 años con una modesta pensión de jardinero.

Fuente:

http://www.elmundo.es/elmundo/2005/06/13/obituarios/1118652511.html

http://www.portalplanetasedna.com.ar/naki.htm

http://www.youtube.com/watch?v=ykc-YVvmRAA

Foto: http://archsurg.ama-assn.org/cgi/content/extract/134/4/451